Mi ansiada paternidad y esta bella mujer portadora de mis mas hermosos sueños. En su vientre tibio, me refugio e intento consolar mi pasado de penas, y apoyando mi oído sobre el lugar donde vive mi hijo, intento oírlo, saber de el e imaginarlo. Todavía no se bien cuál es su sexo, si niño o niña, sueño con que es niña, pero no quiero ilusionarme demasiado, así que llamaré hijo, a este sueño maravilloso, aunque sea una niñita.
Todavía no se bien que siento, por momentos estallo en risas, la mirada se me ilumina y exploto de felicidad, en otras ocasiones lloro y emocionado no puedo ni siquiera hablar. Voy por la vida sonriendo, y llorando emocionado.
También tengo miedos, muchos.
Es la primera vez en mi vida que voy a tener a alguien verdaderamente mío para siempre, que todo el tiempo va a observarme, imitarme y a cometer mis mismos errores sin que yo pueda impedírselo.
Es la primera vez que me siento mi padre, y eso también me asusta.
Porque seguramente no voy a estar a la altura de mi padre, y temo por eso.
Hoy me vi al espejo, y tengo algunas canas.
Se que soy joven aún, pero están ahí y no quiero quitarlas.
Por momentos me miré fijamente a los ojos, y vi los de mi padre. Entendí sus miradas, sus miedos y esa inquietud que me producía cuando el me miraba fijamente como preguntándose si me hacía feliz, si era un buen padre conmigo... Lo fuiste viejo, lo fuiste... le hubiese dicho.
Ahora comprendo algunos de sus miedos, inexplicables para mi entonces, hoy comienzan a vislumbrarse, como un pequeño adelanto de todo lo que vendrá.
Pienso mucho en mi hijo. Podría decirse que casi todo el tiempo.
He comprado algunas cositas que me han gustado, y he regalado a su madre tanta ropa y calzados cómodos como me fueron posible.
Ella cada día embellece mas, su piel está brillosa, suave y tersa. Sus formas aumentan y se vuelve mas deseable para mi.
Trabaja, en contra de mi voluntad, obviamente, porque aunque suene machista y castrador, me gustaría verla reposando todo el día, convirtiéndose en el valioso alhajero que contiene a mi joya mas preciada. Pero debo entender que es una mujer, inteligente y vivaz, y que es feliz con sus ocupaciones y su vida separada de "nuestra vida", así como yo también disfruto de mis tiempos lejos suyo. Aunque la lejanía solo sea unos metros, o unos minutos de distancia, no demasiados, ni tan lejanos.
Temo hablar de ella, para no caer en frases repetidas. Lo que sucede es que yo soy el mismo de antes, y mi manera de sentir y escribir no cambia, aunque cambien las personas que me acompañan.
Aunque ella no es una compañía, ella es la prolongación de mi mismo.
Magicamente el silencio es nuestro mejor compañero, en nuestra casa siempre hay música, aromas florales o de comidas, porque ella cocina, e inunda mi vida con sabores mágicos que amorosamente prepara para nuestro hijo y para mi, porque ya en su instinto materno, ella no se cuenta, humildemente ofrece y trabaja para vernos felices.
Yo la cuido, la mimo y la dejo dormir todo lo que quiera. La abrazo suavemente para no despertarla, y disfruto de tocarla, de sentirla y de bañarla.
Se que mi hijo es feliz si ella es feliz. Porque yo mismo, viví eso con mis padres, ellos se cuidaban y se amaban, así tuve una infancia muy feliz.
Me cuesta un poco llamarla "mi mujer", quisiera poder decirle "mi esposa".
Siento que estoy en falta, y considerarla "la madre de mi hijo" tampoco es un título que le cuadra. El 8 de noviembre será mi esposa, la madre de nuestro hijo, mi amor, mi mujer, mi futuro. Todo.
Juliana sale con sus amigas y con su madre a buscar un vestido para nuestra boda, no irá a casas de costura, ni modistas, ni diseñadores, escogerá un vestido simple de alguna vidriera, el que le guste, sin mayores detalles, blanco, conociéndola, seguramente de corte romántico, angelical y sencillo.
Solo me adelantó que llevará flores en el pelo, naturales, y para ello está cuidando su cabello día a día con productos especiales, que le otorgan brillo, suavidad y no recuerdo qué otras virtudes mas... les aseguro que no podrá tener el pelo mas bello de lo que lo tiene, y que no necesita de todas esas cremas, pero si a ella le dan felicidad y bienestar, tendrá las que desee.
La otra noche mientras la contemplaba le dije: casate desnuda y con tu pelo suelto, porque es tu mejor vestido. Ella rió y me llamó loco. Y lo estoy... completamente loco.
